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Caso clínico: Alergia al serrín de maderas tropicales

Se realiza la visita apreciándose un cuadro “muy raro” donde se observa algo de sintomatología nerviosa (incoordinación), anorexia, apatía, aparentemente fiebre y también una dispnea muy acusada.

24 mayo 2005
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Descripción de la explotación



En realidad, en este caso deberíamos describir tres granjas puesto que nos ocurrió en tres cebaderos que se encuentran en la zona noroeste de España. Los tres cebaderos son algo distintos entre si:

Cebo1: 1 sola nave de 300 plazas (tolva tipo holandés en seco) ventilación natural automática

Cebo2: 2 naves de 600 plazas c/u (tolva en seco de 2 bocas) ventilación natural automática

Cebo3: 3 naves de aprox. 600 plazas c/u (tolva en seco de 2 bocas) ventilación natural automática

El problema se dio en una sola nave, precisamente la que esta más distante de las otras 2 (a unos 200 metros)

En cada uno de los cebaderos se realiza un todo dentro/todo fuera. La limpieza, desinfección y desratización se cumplen en cada uno de ellos previa entrada del siguiente lote. Todos poseen 2 silos por nave y se encuentran en zonas de densidad alta en el primer caso y media en los 2 segundos. Se encuentran distantes entre sí aproximadamente unos 20 a 30km. Todos ellos tienen un veterinario responsable contra la enfermedad de Aujeszky y reciben un seguimiento periódico en función de las necesidades y/o del tiempo disponible.

Los animales son positivos a la mayoría de enfermedades típicas a nivel del cebo: NE, APP, PRRS, influenza, sarna, lawsonia, etc… Los cebos se llenaron con 5 orígenes distintos, dos de los cuales de granjas negativas a Aujeszky y los otros 3 de explotaciones con una prevalencia inferior al 10% en el momento de la aparición del caso.

Aparición del caso



A finales de septiembre de 2004 estaba prevista una visita de rutina a uno de los cebaderos (cebo 1) un día después de la entrada de los animales puesto que provenían de un origen conflictivo con un historial de problemas digestivos graves (disentería, ileitis, etc) Antes de realizar la visita el granjero llama para decir que ha habido 2 bajas. Se realiza la visita apreciándose un cuadro “muy raro” donde se observa algo de sintomatología nerviosa (incoordinación), anorexia, apatía, aparentemente fiebre y también una dispnea muy acusada. Esta visita se produce por la mañana y por la tarde decidimos volver puesto que hemos tenido noticia que en el cebo 2 que también entraron el día anterior han aparecido los mismos síntomas. Se decide visitar, pues, nuevamente el cebo 1 y por supuesto el 2.

Primera visita (jueves 30-09-04)

Lechones muertosEn esta primera visita, que en el caso del cebo 1 es ya la segunda en un mismo dia el caso se complica a marchas forzadas. En el cebo 1 la visita de por la tarde nos deja con la sorpresa de 4 bajas mas además de las 2 anteriores. Los animales muertos presentan un aspecto inmejorable en cuanto a la condición corporal.

De hecho el día anterior habíamos presenciado nosotros mismos la carga en el sitio de origen y los animales no presentaban problema alguno. El peso medio de entrada fue de 24,4kg. El resto de los animales presentaba un estado bastante lamentable, con animales delgados y con apariencia de tener un estado febril y con mucho frío (foto2) aunque eran las 14:00 y la temperatura interior rondaba los 24ºC. Había 2 cuadras puntuales, en este caso las dos últimas tanto a mano derecha como izquierda donde no se observaba ninguna sintomatología. Se podían apreciar algunas heces muy pastosas e incluso liquidas pero en poca cuantía. Otro detalle curioso era que varios animales presentaban el morro de un color rojizo (foto 3)

Lechones con frío

Foto 2: Lechones con frío.

Lechones con morro enrojecido

Foto 3: Morro enrojecido.

Lógicamente realizamos la necropsia y nos encontramos con el hecho de ver que todos los animales habían comido y además en grandes cantidades, seguramente por el hecho de que se trataba de los más grandes y de mejor condición. Hay que recordar que en el momento de la primera visita uno de los síntomas más aparentes era la anorexia. Estaba claro que antes de la visita los animales habían comido y algunos, por cierto, mucho más de lo habitual.

Contenido estomacal y enfisema pulmonar

Foto 4 Foto 5

Pero de todos los detalles el más curioso y extraño lo encontramos a nivel pulmonar. En un primer momento los pulmones nos parecieron casi perfectos y no parecía haber ningún problema que pudiera relacionarse con actino o neumonía cualquiera. Una observación más detallada, motivada por la clara dispnea que se podía observar en la mayoría de los animales, nos permitió ver que en todas las bajas se apreciaba enfisema pulmonar en forma de burbujas de aire por todos los lóbulos pulmonares aunque no en gran cantidad (foto 5).

Observamos también algo de fibrina a nivel de la cavidad abdominal y a nivel de los riñones se podían apreciar zonas pálidas (como si se tratara de infartos) a nivel de la zona cortical (fotos 6 y 7).

Zonas pálidas en riñones

Foto 6 Foto 7

La visita al cebo 2 era pues de rigor y no nos sorprendió ver el mismo problema:

Medidas preliminares tomadas



En este caso es importante considerar que el origen de los animales no era el mismo. Habíamos juntado en una de las naves un solo origen y en la segunda 3 orígenes distintos procedentes, o bien de fases 2 o bien directamente de granjas de reproductoras. Nos pareció un elemento más a tener en cuenta.

Ante este cuadro tan espectacular, por su agresividad y evolución tan rápida, se deciden tomar las siguientes medidas:

Medicación en el agua con aspirina (1kg/1000 l de agua) y amoxicilina (20mg/kg PV).

Al día siguiente y tras reunirnos los responsables técnicos decidimos también la retirada inmediata del pienso y envío de un nuevo pienso con un antiparasitario así como una medicación a base de amoxicilina. Esta medida se toma ante la sospecha de un caso de neumonía aguda producido por larvas migrantes de Ascaris suum tal y como se describe en un caso acaecido en Noruega y descrito por M. Gjestvang et al. (ver IPVS 18º Congreso en Hamburgo. Volumen 2 pag. 841)

La diferencia con el caso noruego se daba en el intervalo entre la llegada de los animales y la aparición del problema puesto que en nuestro caso se reducía a tan solo 1 día contra los 4-7 descritos en el caso noruego. La retirada del pienso, sin embargo tenía un punto que no encajaba mucho con todo el cuadro. El mismo pienso que se había distribuido en estos dos cebaderos también había sido descargado en un tercero donde casualmente habíamos realizado una visita por la mañana sin que hubiera ningún problema en absoluto. Muy al contrario, los animales estaban “casi perfectos” (de vez en cuando los técnicos también nos merecemos alguna alegría, ¿no?)

Realizamos visitas a las 5 granjas de origen de y en todas ellas los animales con edades y/o pesos similares a los enviados a los cebos no presentaban, aparentemente, ningún problema en absoluto y las cifras de mortalidad se mantenían dentro de las habituales.

2ª visita (viernes 01-10-04)



A lo largo del día vamos estrechando el cerco y en principio el único factor que coincide son las virutas que se les echa a los animales a la llegada. En el tercer cebadero que había sido llenado ese mismo día y que había comido el mismo pienso no se les había puesto virutas. Una observación retrospectiva del cebadero 1 nos recordó que en dos cuadras no hubo problemas. Precisamente las dos últimas, donde tampoco se subministró virutas puesto que se habían terminado. Así pues, parecía que quedaba claro. Decidimos barrer todas las virutas de todas las cuadras de los cebaderos y retirar las sobrantes. A pesar de que a partir de este momento las visitas se sucedían diariamente también lo hacían las bajas. Dentro de los primeros 3 dias habíamos llegado ya al 5 y al 3% de bajas respectivamente. El caso pareció empezar a frenarse a partir del 5º día pero de forma muy lenta.

Nos quedaba la “prueba del algodón”. El jueves siguiente cogimos un saco de viruta y lo llevamos a la cuadra de uno de los orígenes. En concreto al origen del cebo 1 puesto que habíamos asistido a la carga de esos animales. La cuadra en cuestión tenia 12 animales de los que, por suerte, todos llegaron al matadero unos 3 meses después. Es decir, no ocurrió nada de nada.

Resolución del caso

El 16-2-2005 un día después del llenado del cebo 3 recibimos un aviso de que había alguna cosa que no funcionaba y que los cerdos hacían “cosas raras”. Esta información nos obligó a una visita inmediata en la que se confirmaba el cuadro descrito 5 meses antes. Esta vez todo resultó mucho más fácil.

Los animales entrados con muy buen peso habían sido visitados incluso la noche anterior puesto que se tuvieron que ajustar los sistemas de calefacción. La persona que hizo esta modificación nos relató que estaban perfectamente y no daba crédito al hecho de que menos de 24 horas después hubiera un 99% de los animales en un estado lamentable como el descrito anteriormente. Durante la visita se realizaron dos necropsias en las que se apreciaron las mismas lesiones y el característico enfisema pulmonar. Del mismo modo los animales que aún estaban vivos presentaban el mismo cuadro con anorexia, dispnea, morros rojizos, ausencia de tos, etc.

Enfisema pulmonar

Y definitivamente lo que nos condujo a un diagnostico sin paliativo fue el hecho que también esta vez (como había sucedido en el cebo 1) había dos cuadras en las que el tipo de viruta era distinta al resto. Estas dos cuadras se encontraban en perfecto estado. La diferencia de la viruta era clara. Una de tipo blanco y más fina (la de la izquierda) que no nos causó ningún problema. La otra, más basta y rojiza, proveniente de maderas tropicales (derecha en la foto) fue sin lugar a dudas la causante de todos estos problemas.

Serrín

No sabemos a ciencia cierta si es algún componente de la misma madera tropical o bien algún producto que se le añade pero lo que esta claro es que el contacto y sobretodo su ingestión nos causaron un cuadro de tipo alérgico con consecuencias desastrosas. En este último caso de febrero apenas vimos la situación retiramos de inmediato la viruta. Creemos que la rapidez de reacción permitió que al cabo de pocos dias la situación hubiese vuelto a la normalidad. En los anteriores casos los animales pasaron 2 noches en contacto y consumiendo la viruta.

Comentarios



A veces el trabajo bien hecho no da recompensas a corto plazo pero a la larga el tiempo da la razón.

Este caso nos llevo de cabeza durante algún tiempo y quizás en un primer momento nos dejo un sabor agridulce puesto que no parecían confirmarse los diagnósticos que con muy buena metodología se realizaron por toda la gente que contribuyó a solucionar el caso.

La aparición del caso se dio en unas entradas a 2 cebos distintos y distantes entre si cuyos orígenes también eran distintos nos dieron los mismos problemas con la misma sintomatología. Unos problemas que pueden describirse como de muy graves. Un 5 y un 3% de mortalidad dentro de los 3 primeros dias del cebo creemos que no pueden calificarse de otro modo.
En ambos cebaderos nos encontramos con animales que presentaban una intensa dispnea, estaban muy delgados y con un aparente cuadro febril así como muertes súbitas y, en alguno de los animales, se observó un cuadro con síntomas de incoordinación. Las necropsias no nos sacaban de muchas dudas: pulmones aparentemente sanos, estomagos llenos, algo de fibrina en cavidad abdominal y poca cosa más.

Las primeras medidas tomadas se debieron a una anammesis profunda así como una respuesta rapidísima por parte de todo el equipo que no consiguió sin embargo sacarnos de la duda en un primer momento. Se medicaron (con aspirina y amoxicilina) y pincharon a los animales, se les cambio el pienso (al que se le incorporó ivermectina) el mismo día de la aparición de los problemas y se realizaron múltiples visitas a las distintas explotaciones. Finalmente se decidió retirar todas las virutas que aun quedaban en los dos cebos y barrer todas las cuadras donde quedase algún resto de las mismas. Esta decisión se tomo después de constatar que era el único punto en común que tenían las granjas afectadas. Había más puntos en común con otros cebaderos y por supuesto con las granjas de origen de los animales, pero ninguno de los restantes presento jamás ningún tipo de problema.

La evolución del caso no fue muy favorable. Ninguna de las medidas tomadas consiguió atajar el problema de una sola vez. La sintomatología fue desapareciendo progresivamente pero tan lentamente que se nos juntó con las problemáticas habituales que de tipo respiratorio y/o digestivo puedan darse en muchos de los cebos de hoy en día. Así que aparentemente el caso quedo cerrado.

La resolución del caso se dió aproximadamente 5 meses después. De nuevo la misma sintomatología nos aparecio en un cebadero. Esta vez todo fue mucho mas rápido y sencillo. De nuevo en dos cuadras se repartió un tipo de viruta distinta al resto (blanca en lugar de tropical). Fueron las dos únicas no afectadas. Esta vez el mismo día 4 personas en cuestión de pocas horas retiraron todas las virutas y por suerte tan solo hubo que lamentar 3 bajas.

Quedaba claro que la sospecha que teníamos se confirmaba. La viruta de tipo tropical fue la causante de los problemas que tuvimos en los otros cebos. En aquella ocasión los animales estuvieron en contacto y consumieron mucha más cantidad que en este último caso. De hecho y como medida preventiva ya habíamos dejado de gastar viruta de tipo tropical hasta que por un error volvimos a tenerla en este cebadero. Hay amplia información en internet de los problemas de tipo alérgico que pueden producir las maderas de origen tropical. No sabemos si son los productos con los que se tratan, algún compuesto de la misma madera o bien hecho de haberlas ingerido pero en nuestro caso quedó muy patente que fueron las responsables de esta grave situación que nos causó tantos problemas.

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